EL ARBOL DEL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL.

 

La Investidura es un curso de instrucción de las vicisitudes del hombre-Adán y la mujer-Eva, en su progresión eterna, desde su vida pre-mortal, hasta llegar a la presencia del Padre Eterno.

►En el Jardín del Edén

Se omiten las partes conocidas del relato, sólo para puntuar los aspectos significantes de la historia. Empecemos:

El hombre-Adán, y la mujer-Eva, en relación a sus capacidades sensoriales de la carne, junto con un velo de olvido sobre todos los recuerdos previos, los volvieron como niños, [igualmente nosotros].

No pasa mucho tiempo hasta que la tentación del placer [Lucifer] se vuelva contra ellos [y nosotros] y descubrimos el dolor y el sufrimiento como resultado.

Nuestros Padres Celestiales no tienen capacidad para enseñarnos ni demostrarnos el mal, así pues, se hizo necesario en nuestros cuerpos temporales de carne mortal experimentar todo tipo posible de dolor y sufrimiento para que pidiéramos comprender la bondad de nuestros Padres Celestiales y Su plan de felicidad para nosotros.

La presentación de la investidura, el mandamiento de Elohim a Adán y Eva fue simplemente para que ejerzamos el poder apropiado control sobre las tentaciones de la carne para no ser guiados por ella, sino ser guiados por nuestra verdadera naturaleza que es lo que queda registrado en nuestro espíritu.

►Genesis y dinámica.

La investidura nos enseña el plan de salvación, mediante dos enfoques que interactúan mutuamente, uno la explicación genética, que responde a la pregunta "cómo llegamos aquí" (las causas pasadas),

La otra óptica es la explicación dinámica, la cual se centra en el "qué está ocurriendo ahora" (las fuerzas internas en juego), esto último corresponde a la cuestión, de cómo aplicamos el relato a nosotros mismos.

Siguiendo este último camino, el dinámico, y desde un encuadre metafórico o simbólico, uno de los aspectos más atractivos del «fruto» de este árbol simbólico, son los poderes de procreación, es decir, el deseo sexual que poseemos naturalmente debido a la carne mortal que nos ha sido provista.

Esta carne naturalmente nos incita a participar de este “fruto” para que podamos reproducir y crear otros cuerpos mortales de carne para los hijos de Dios.

El poder de la atracción sexual se ha convertido una de las fuerzas más poderosas e incontrolables, si no la más, de toda la humanidad, especialmente desde que los humanos descubrieron nuevas formas y medios propios (a través de la tecnología moderna para eludir su único propósito verdadero.

Durante el resto de la presentación de la investidura, “Adán y Eva” representan el estado mortal de todos humanos, hombres y mujeres, sin importar color u origen, colocados en esta tierra con propósitos de prueba sin un conocimiento íntimo de sus Padres Celestiales creadores, quienes los dejaron solos para “ir, cuidar este jardín, cuidarlo bien, ser feliz y tenga alegría en ello.”

►¿Un nuevo mundo?

En este punto, se nos ha dado un entendimiento de que Adán ha sido restringido en su capacidad de recordar mucho de su vida anterior en la esfera de donde vino.

Esta restricción se produce debido a la incapacidad del cerebro natural para ser utilizado en toda su extensión por nuestra materia espiritual.

El cerebro mortal no puede recordar lo que nunca ha sido registrado a través de una experiencia inmediata almacenada en las construcciones de sus células.

►Conversando con Lucifer.

La conversación con Lucifer debe ser inocente y cómoda, como si Adán y Lucifer...se comunicarán siempre. Esto enseña alegóricamente la facilidad con la que podemos ser influenciados por Lucifer.

Lucifer está seduciendo a Adán a través de las ministraciones del mundo espiritual; o mejor, en su propia propia mente y corazón, que es donde se forman nuestras ideas y deseos.

Adán está empezando a ser seducido por la carne, como es indicado por Lucifer ofreciéndole un poco de la fruta.

— Aquí es importante entender que Lucifer es una representación alegórica de los patrones de pensamiento y reacciones emocionales de la carne mortal.

Adán se niega a ceder a las tentaciones de la carne que se le ofrecen porque no se siente cómodo actuando en contra de lo que le dicen sus raíces espirituales, o en otras palabras, lo que trae paz y consuelo para su mente.

Los sentimientos subconscientes de disonancia (conflicto) de Adán provienen de las tentaciones de su carne, contradiciendo lo que le enseñaron y experimentó con sus Padres Celestiales que lo criaron en su esfera perfeccionada.

Esto sigue la mentalidad de aquellos que, en su ego, permanecen firmes e inamovibles en el mantenimiento de la “letra” de la ley, no tienen suficiente conocimiento espiritual para entender el “espíritu” de por qué se dio la ley.

Las mujeres, por el contrario, son mucho más propensas a comprender el “espíritu” a pesar de la “letra”.

Es por eso que en las iglesias iniciadas por hombres: ellos necesitan la “letra” para enseñar, mientras que las mujeres aprenden mucho más fácil desde sus raíces espirituales, como se mostrará simbólicamente a continuación en la investidura.

—La conversación Adán con Lucifer, es una imagen de nuestra conciencia. Lucifer se da cuenta de que no va a llegar a ninguna parte a través de sus seducciones espirituales.

En otras palabras, Adán no cede a las tentaciones en la carne para usar los poderes de procreación con Eva.

Es importante señalar que en la conversación Adán con Lucifer, Adán no reconoce a Lucifer, porque esta guiado en su mente por comunicaciones de su propio espíritu.

Sin embargo, Eva verá a Lucifer una persona real a quien le pregunta quien es, lo que muestra, que se esta comunicando con un sujeto real, con algo muy real.

Esto nos da entender, que Eva, esta más consciente de las emanaciones de la carne. Percibe las tentaciones propias de su naturaleza humana que suelen asociarse con el cuerpo físico.

Eva reacciona de manera diferente a Adán ante la tentación, porque se enfrenta a un problema real, ¡un enigma! … ¿Qué cuestión es esa, a la que se enfrenta Eva? … Simple, el mandato de Elohim de reproducirse e henchir la tierra.

El cuerpo mortal de Eva-mujer anhela naturalmente tener hijos, lo que hace necesario el deseo de sexo y el apoyo de un hombre. Eva es la primera que discierne el significante: «árbol, y fruto del árbol.»

En sentido simbólico, el “fruto de ese árbol” es el deseo de la experiencia de ser madre.

El escenario está diseñado para representar la idea de que, para obtener la experiencia de la vida mortal, tenemos que procrear.

“Comer del fruto” es un símbolo, una representación de la participación de poderes de procreación, para poder tener hijos.

Adán tuvo su tentación con la que luchó en su mente con relación a Eva, la cual su tentación fue “Lucifer”, o su seducción de la carne.

Eva fue tentada por lo que vio (un posible varón) proveedor que podría embarazarla y emocionalmente (el anhelo natural de aparearse).

Se vuelve muy evidente de esta presentación que Lucifer no es una sola persona ni siquiera la misma cosa para diferentes personas, sino sólo la representación de esos deseos particulares de la carne a los que cada uno de nosotros, individualmente, nos sentimos tentados.

►¿No recuerdas que el Padre nos ordeno multiplicarnos e henchir la tierra?

Eva demuestra así, la gran visión espiritual que la mayoría de las mujeres tienen sobre los hombres.

Las mujeres en general tienden a ser más propensas al sacrificio que los hombres. La mayoría de los hombres, si la naturaleza los obligara a pasar por los dolores del parto, nunca habrían tenido hijos.

La naturaleza protectora de la mujer le permite seguir con mayor probabilidad el rumbo marcado por su inconsciente, en lugar de sus impulsos carnales inmediatos.

►“Yo participare para que el hombre exista”

Debería ser obvio por qué José Smith se sintió inspirado a dar esta parte del plan de salvación de esta manera.

¿Puede uno imaginarse qué habría sucedido, si hubiera enseñado a la gente que la caída de Adán y Eva se debió a los poderes de procreación ? ¡El mundo religioso lo habría apedreado!

Pero, preguntémonos, ¿Qué clase de fruta podría comer una persona, qué haría que alguien desobedeciera un mandamiento de un Dios justo?

Los dioses sabían que las tentaciones de la carne traería gran infelicidad a sus hijos; y por esta razón, Ellos fueron llevados por su naturaleza divina, a ordenar en contra de ello, aunque Ellos esperaban plenamente que participáramos de estas tentaciones, de modo que sus hijos podría tener hijos y perpetuar el curso de la naturaleza sobre esta tierra.

►“Ahora te conozco. Tú eres Lucifer; aquel que fue expulsado de la presencia del Padre por rebelión.”

¿Cómo es que en el momento en que Eva participa del fruto y luego convence a Adán de seguirla, ella ahora reconoce a Lucifer por quién es realmente, mientras que momentos antes no lo reconocía.?

“Lucifer” representa los deseos y seducciones de la carne mortal, que se concentran en gran medida en el impulso sexual natural de la especie humana.

En presencia del Padre no hay lujuria, ni celos, ni lascivia, ninguna vanidad y ningún anhelo intrínseco de aparearse. Estas cosas fueron, en sentido figurado, “expulsadas” de un entorno humano perfecto.

►Aclaración.

Es difícil para la persona que participa en la ceremonia de la dotación clasificar, aquellas cosas que son literales. y aquellas cosas que son simbólicas.

La ceremonia de la investidura entreteje estos dos aspectos, los cuales tomados en su conjunto, hacen que la dotación, devenga en figurativa, una imagen de la naturaleza del ser humano.

—Con esto en mente, conviene volver a repasar una breve descripción de los personajes:

—“Adán”, “Eva” y “Lucifer” representan cada uno una parte diferente de cada uno de nosotros.

Adán quiere vivir según la “letra de la ley”, mientras que Eva sigue sus sentimientos. Lucifer crea el conflicto entre los dos.

—La mejor manera de describir adecuadamente a estos tres personajes es como se refieren entre sí a parte de nosotros, sería tomando prestados algunos términos psicológicos aceptados en todas partes y utilizados en la sociedad.

—Adán representa nuestro SUPEREGO, Eva representa nuestro YO y Lucifer representa nuestro ELLO.

Cuando nacemos (cuando Miguel despierta) y se convierte en el hombre mortal Adán en un estado caído, nuestro ELLO (Lucifer) aparece por primera vez.

El ELLO está asociado con nuestro instintos naturales, nuestro sentido del placer y nuestras necesidades y deseos carnales.

Su objetivo es saciar estos sentimientos de cualquier manera posible, sin importar los medios para lograr este fin, le hagan a cualquier otra persona. En esencia el Ello es diametralmente opuesto al concepto de 'Haz a a los demás lo que tu quieres que hagan contigo mismo'

— A medida que crecemos, nos volvemos más conscientes de nuestro SUPERYÓ (Adán), la parte moral de nosotros y que se desarrolló en nuestro estado premortal. Bajo el ejemplo dado por nuestros cuidadores (Padres Celestiales).

El SUPERYO es nuestra conciencia. Es esa parte de nosotros que reconoce el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, y establece un fundamento inconsciente de todo lo que es bueno, feliz, bello, pacífico, justo y seguro. Fue establecido en nuestro primer estado, o durante nuestras interacciones y experiencias con Padres Celestiales en un estado perfeccionado (no caído).

El EGO (Eva) se basa en la realidad de lo que sucede a nuestro alrededor, independientemente de lo que diga el SUPERYÓ, y el ELLO, nos motiva a actuar.

El EGO analiza el “panorama general” y determina la mejor acción a tomar que satisfaga tanto nuestra conciencia como nuestros deseos naturales.

Es la parte de nosotros que intenta controlar nuestros deseos básicos. instintos e impulsos; en otras palabras, está en una batalla constante para mediar entre el ello, el superyó y el mundo externo, intentando encontrar un equilibrio entre ellos.

El EGO (Eva) entiende que otras personas tienen necesidades y deseos y que a veces ser impulsivo o egoísta puede hacernos daño a largo plazo.

El trabajo del EGO es satisfacer las necesidades del Ello teniendo en cuenta las necesidades del SUPERYÓ y la realidad de la situación.

(Eva hace un buen trabajo en esto). En la mortalidad, nos encontramos rodeados por nuestro estado natural, caído (ELLO), anhelantes y deseosos por lo que experimentamos antes pero no podemos recordar (SUPEREGO).

Un ser celestial no tiene ninguno de los problemas asociados con el Ello (“el que fue arrojado fuera de la presencia del Padre para la rebelión”, es decir, Lucifer) porque entra en conflicto con una naturaleza celestial.

Una vez que cedemos a nuestra deseos carnales (comer del fruto) experimentamos sus beneficios y tratamos de convencer a nuestra conciencia (SUPEREGO) que hay mucha sabiduría en estos beneficios.

Pero tan pronto como empezamos a experimentar los peligros de ceder a los carne, reconocemos por qué estas cosas nos causan miseria (“Ahora te conozco”) y por qué nunca pueden ser parte de una felicidad eterna.

En esta parte de la investidura, Eva ahora ha reconocido lo que fue “expulsado de la presencia del Padre” porque es diametralmente opuesta (rebelión) a la capacidad de un ser humano de experimentar paz y felicidad duradera en su propia asociaciones o relaciones con los otros.

Eva había aprendido de su Madre Celestial acerca de este impulso y sus bendiciones, pero también se nos advirtió de sus problemas.

En otras palabras, a todos se nos enseñó sobre el poder de la procreación, sus bendiciones, y sus caídas en la naturaleza humana; y los efectos de estas enseñanzas son parte de nuestra conciencia.

Esto es lo que se presenta figurativamente cuando le dice a Adán: “¿No te acuerdas (recuerdas lo que nos enseñaron) que el Padre nos ordenó multiplicarnos y llenar la tierra?”

En esencia, nuestros Padres Eternos nos hicieron conscientes de sus habilidades para procrear.

Después de que Eva comió del fruto (experimentó los poderes de procreación o el sexo), sus ojos se abrieron y comenzó a ver que ahora poseía la propensión a experimentar lujuria, lascivia, causadas por su deseo de tener hijos.

Aspecto muy especial e importante, que apoya al otro propósito de la vida, tener hijos.

—Ilustración: Pintura de William Blake "La creación de Eva" 

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