EN EL MUNDO TERRESTRE – EL SEGUNDO SIGNO DEL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC – LEY DE CONSAGRACIÓN.

 


—Continuación (Investidura)

Enseguida se revela el mayor de todos los misterios de Dios, es decir, ¿qué es exactamente lo que se necesita para que un hombre, un ser humano masculino y mujer pueda convertirse en un Ser Celestial, con todo poder y gloria.

Desafortunadamente para muchos asistentes al templo, que se deleitan con la idea de que recibir la investidura les acercará a convertirse en un Dios, la revelación del significado del Segundo Signo del sacerdocio de Melquisedec y todo lo relacionado con él, probablemente demostrará que él o ella no es capaz, ni sería capaz o desearía convertirse verdaderamente en un Ser Celestial.

►ELOHIM a JEHOVÁ: «Jehová,  envía  a  Pedro,  Santiago  y  Juan  y  dales  instrucciones  para  que  le  den  al  hombre  Adán  y  Eva  y  a  su  posteridad  en  el  mundo  Terrestre  la  Ley  de  Consagración,  en  conexión  con  la  Ley  del  Evangelio  y  la  Ley  de Sacrificio,  y  hagan que la reciban por convenio;  dadles el  Segundo Signo del Sacerdocio de Melquisedec, el saludo patriarcal o señal segura del clavo, con  su  nombre, y seña acompañante;  y  enseñadles  el  orden verdadero de  oración  y  prepararlos  en  todas  las  cosas  para  recibir  más  instrucciones  en  el  Velo.  Luego, que se  presenten  ante  el  Velo.

 JEHOVÁ:  Así  se  hará,  Elohim.

►PEDRO: «Ahora una pareja se acercará al altar. (La pareja testigo se adelanta y se arrodilla ante el altar.

►PEDRO:   «Se  nos  instruye  que  les  entreguemos  la  Ley  de  Consagración  tal  como  está  contenida  en  el  libro  de  Doctrina  y Convenios  (El  oficiante  toma  una  copia  de  Doctrina  y  Convenios  del  altar  y  la  sostiene  a  la  vista  de  todos), en  conexión  con  la  Ley  del  Evangelio  y  la  Ley  del  Sacrificio,  que  ya  habéis  recibido.

Que consiste en que os  consagréis  vosotros  mismos,  vuestro  tiempo,  vuestros  talentos  y  todo  aquello  con  lo  que  el  Señor  os  ha  bendecido,  o  con  lo  cual  os  bendiga  a  la  Iglesia  de  Jesucristo  de  los  Santos  de  los  Últimos  Días,  para  la  edificación  del  Reino de  Dios  en  la  tierra  y  para  el  establecimiento  de  Sión.

Todos  se  levantarán  (Todos  se  ponen  de  pie.)  Cada  uno  de  ustedes  lleva  su  brazo  derecho  en  escuadra.

Cada  uno  de  ustedes  inclina  la  cabeza  y  dice:  “Sí”.

 LOS ASISTENTES:  Bajando la cabeza, dicen Sí.

 PETER:  «Eso  bastará.  (Todos  los  presentes  se  sientan.)

—¿Qué es la Ley de Consagración?

La ley de consagración implica dedicar recursos al servicio del Señor y al bienestar de los necesitados.

La Ley, como se describe en Doctrina y Convenios tiene que ver con proveer para los pobres.

“Si  me  amas,  me  servirás  y  guardarás  todos  mis  mandamientos.  Y  he  aquí,  te acordarás de los pobres, y consagraras para su sostén lo que tengas para darles de tus bienes, mediante un convenio y un título que no pueden ser violados.” DyC 42: 29 – 30

Aunque no se debe pasar por alto la atención de las necesidades de los pobres, como la parte más esencial del mayor de todos los mandamientos (ama a tu projimo como a ti mismo); sin embargo, el Segundo Signo del Sacerdocio de Melquisedec asociado con la Ley de Consagración, tiene que ver con consagrar lo que uno es a ese propósito.

De acuerdo con la redacción del pacto de la Ley de Consagración, antes hemos recibido otras tres leyes bajo las cuales fuimos colocados por convenio.

Cada uno de estos compromisos está vinculado con cierto estado de existencia. 

—La Ley  de  Obediencia  y  Sacrificio: en  nuestro  estado  premortal; 
—La Ley  del  Evangelio:  en nuestro  estado  mortal  y  grado  telestial  de  felicidad; 
—La Ley de Castidad: el grado Terrestre de felicidad; y a la etapa del reinado Milenario.

—Ahora se nos da una ley y acuerdo que pertenece al estado de existencia en un grado de felicidad celestial.

La Ley de Consagración está limitada a los que están ahora y a los que algún día llegarán a serlo, creadores de mundos y perpetuadores de la vida para los demás seres humanos con libre albedrio.

Este tipo de individuos consagran todo lo que ellos son y todo lo que hacen para realizar obras que se requieren a los Seres Celestiales, que es simplemente “Edificar el reino de Dios”, en esta tierra, y en todas demás tierras que serán creadas por sus obras.

La ley de consagración es la más difícil de todas las leyes que los mortales deben vivir.

Los antiguos apóstoles después del Dia de Pentecostes, cuando entendieron las cosas, lo  primero  que  hicieron  fue  tratar  de  incorporar  los  principios  celestiales, teniendo todas las cosas en unidad, en un mundo  mortal  (Telestial).  La  Ley  de  Consagración  no  funcionó. 

José  Smith  hizo  lo  mismo. Trató  de  enseñarle  a  la  gente  esta  ley  celestial,  pero  no  lo  logró, fracasó,  como  siempre  ocurrirá,  a  menos  que  quienes  intenten  vivirlo  sean  personas  destinadas  por  el  Cielo (hablando en sentido general)

Cualquier  persona  que  no  esté  dispuesta  a  sacrificar  su  dinero,  su  prestigio,  su  ego,  su esposa, su esposo, sus hijos, hijas, todas  sus  posesiones  materiales,  incluso  todo  lo  que  son,  al  servicio  apropiado  de  los  demás,  no  puede  ser  Celestial.

Los  humanos  existen  en  la  mortalidad  durante  miles  de  años  para  demostrar por    mismos  que  no  son  seres  celestiales .  Telestiales tal vez  terrestres  probablemente,  pero  ciertamente  no  merecedores  de poderes  celestiales.  

Todos  los  seres  telestiales  y  terrestres  nunca  podrían  consagrarlo todo  lo  que  tienen  y  son,  por  el  bien  de  la  felicidad  de  los  demás,  por  los  siglos  de  los  siglos.

►SEGUNDO SIGNO DEL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC.

Este signo se entrega  en  conjunción  con  o  el  grado  de  felicidad  de  todos  aquellos que  son  seres  celestiales, o que aspiran al  Reino  Celestial. 

—«El signo se entrega  juntando  las  manos  derechas,  entrelazando  los  dedos  meñiques, y  colocando  la  punta  del  dedo  índice  sobre  el  centro  de  la  muñeca  de  la  persona  que  lo  recibe.» 

La  forma  en  que  se  coloca  el signo está  directamente  relacionado  con  el  motivo  por  el  cual  el signo se llama así: “el Saludo  Patriarcal  o  el  Señal Segura del  Clavo”.

 —En Doctrina y Convenios 107: 19, se explica que el  Sacerdocio  de  Melquisedec  es:  

“Tener  el  privilegio  de  recibir  los misterios  del  reino  de  los  cielos,  comunicarse con la asamblea general e iglesia del Primogénito, y gozar de la comunión y presencia de Dios el padre y de Jesús, el mediador del nuevo convenio-“

«Dios Padre” está representado por la palabra “Patriarcal”. Estar “sujeto”, “agarrado” “aferrado”, etc, significa que la persona es una con el Patriarca, es decir con el “Padre”, y tiene comprensión adecuada de todo lo que el Gran Patriarca (El Padre) es y hace.

Apoyados en este agarre, el individuo ya no tiene la debilidad del cuerpo carnal, representado en el signo por la parte más débil del cuerpo: el dedo meñique.

—Se ha dado por sentado, que los deseos sexuales, necesarios para crear vida (lo  que  hace  una  persona  celestial),  son  la  parte  más  débil  de nuestra  naturaleza  mortal. 

Este  “eslabón  débil”  en

 nuestra  carne  ahora  está  sostenido  y  entrelazado  con  el  propósito  mismo  del Padre Celestial. 

Las  personas  celestiales  no  hacen  un  mal  uso  de  su  naturaleza  sexual  de  ninguna  manera  que  pudiera  abusar  del  poder  que  tienen.

 Se  presentó  en  el  Primer Signo  del  Sacerdocio  de  Melquisedec  que  nuestra  mayor  debilidad  y  el  centro  de  nuestras  obras  es  nuestra  naturaleza  sexual. 

Como  estamos  “agarrados”,  “sujetos”  al Padre, esta parte de nuestras obras, se halla en control patriarcal.

El  punto  simbólico  en  la  mano  derecha  donde  se  recibe  esta  capacidad  (experiencia  sexual)  ya  no  es  el centro  de  nuestras  obras  (dado  en  el  medio  de  la  mano  derecha),  pero  ahora se  da  en  nuestra  muñeca  derecha,  que  es  el punto  de  conexión  donde  nuestro  libre  albedrío  (nuestro  espíritu)  controla  y  da  poder  a  las  obras  de nuestras  manos.  

Todo  lo  que  hace  un  Ser  Celestial,  todas  sus  obras,  todos  sus  deseos  y  la  voluntad  de  su espíritu, tiene  que  ver  con  la  producción  de  vida  y  su  perpetuación en mundos  sin  fin.

Los seres celestiales disfrutan del sexo y todo lo que conlleva para siempre, pero solo porque hacen todas las cosas con un propósito eterno.

►LA SEÑA DEL SEGUNDO SIGNO DEL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC.

La seña asociada a este signo se realiza levantando ambas manos por encima de la cabeza y, al mismo tiempo, bajando las manos se repite tres veces:

—¡Oh Dios, escucha las palabras de mi boca

Asociado con conocer todos los misterios de Dios y existir como un ser celestial esta  la capacidad de comprender y conocer el Orden Verdadero de la Oración.

►EL ORDEN VERDADERO DE LA ORACIÓN.

—Los participantes en el “orden verdadero de la oración” realizan acciones específicas, no hablan, no dicen: ‘¡Oh Dios, escucha las palabras de mi boca’”.

—Los participantes se reúnen en círculo.

En este verdadero orden de la oración, los participantes realizan todas las señas, dadas durante la investidura, y luego se presenta a los participantes ante el velo.

El buen Brigham introdujo la participación del “oficiante”, que se arrodilla en el altar con el “brazo izquierdo en escuadra, la mano derecha formando una copa”, lo que traducido quiere decir: “las obras injustas que se presentan como justas”.

El oficiante pronuncia unas cuantas frases a la vez, que son ‘repetidas’ al unisonó por los asistentes en el circulo.

Esto proporciona una vivida demostración de la actitud general de los Santos, que siguen ciegamente a sus líderes y escuchan y repiten sus palabras.

—Según los registros, Brigham Young no estuvo presente en la presentación original de la ceremonia de la investidura realizada por José Smith en Nauvoo.

Sin embargo, Brigham recibió la investidura poco después y desempeño un papel crucial en la organización y sistematización de le ceremonia...

—En el verdadero orden de la oración, la repetición de las señas, es una demostración de nuestras obras.

Ya sean estas obras las realizadas en:

—Nuestro estado premortal, de
—Las que realizamos durante la mortalidad, en el mundo que vivimos, o
—Aquellas que efectuamos en el mundo Terrestre figurativo, desde la restauración del Evangelio, y durante el Milenio.

—En suma: el orden verdadero de la oración es una rendición de cuentas (una señal) de todas nuestras obras.

Esta es la razón por la cual todas las señas del sacerdocio se dan en el circulo creado por aquellos que reciben su investidura.

Los participantes están igualmente vestidos y forman un circulo perfecto, simbolizando la igualdad eterna que todos tenemos en común.

—Después que todas nuestras obras hayan sido presentadas por las señas, los participantes se le pide que se unan entre sí.

—Se le pide a cada hermano que tome a la persona a su izquierda en el “Saludo Patrriarcal”, y luego todos los participantes levantan su brazo izquierdo en escuadra, y lo apoyan sobre el hombro derecho de la persona a su izquierda.

Cada uno de nosotros está representado por parejas formados por el hombre a la derecha y la mujer a la izquierda.

Esto representa el estado final de todos aquellos que se convertirán en los Padres y Madres Celestiales que residen en el Cielo.

—El “Saludo Patriacal” o como se ha explicado antes, ilustra la forma en que los hombres y las mujeres están conectados. Siempre en la obra de generar nueva vida y asegurar que esta vida culmine en la felicidad.

Cada hombre representa a un Padre Eterno, y la mujer a su izquierda, a su compañera eterna.

José Smith se aseguró de que sea sabido que cada hombre y cada mujer reciba apoyo respectivamente.

El hombre pone su brazo izquierdo formando escuadra sobre el hombro de la mujer.

La mujer recibe su apoyo de su Padre, representado por figurativamente por ella, colocando su brazo izquierdo en escuadra, en el brazo derecho del hombre a su izquierda.

De esta manera eterna, ningún hombre jamás reclamara dominio o desigualdad, individualmente todos serían inútiles, sin capacidad para proporcionar los materiales  para albergar los elementos espirituales, es decir, el espíritu de los hijos espirituales del Padre Eterno.

La mujer, por otro lado, no encuentra apoyo en un hombre que no sea su Padre Eterno; y ella sólo espera de Él su apoyo.

Esta es una demostración única de la propensión y el deseo de la mujer de tener hijos y perpetuar la Vida eterna, cuando el hombre no percibe las cosas (ver a través del velo) como ella lo hace.

Esta misma cosa fue demostrada figurativamente por Eva queriendo participar del fruto para que pudiera tener hijos, a pesar de la determinación opuesta de Adán.

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