►LA TUNICA DE PIELES, y los PRIMEROS CONVENIOS.

 

►EN EL JARDIN DEL EDEN.

Habiendo quedado el “Árbol de la vida” protegido de los mortales Adán y Eva, que lo habían “puesto en peligro”, ... Elohim procedió a vestirlos con una túnica de pieles, como preparación para su vida fuera del Edén, y manifestación de su compasión divina.

►Genesis 3: 21 dice: «Y Jehová Dios hizo a Adán y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.»

Jehová los vistió de justicia, contrario a lo que les había dicho Lucifer a Adán y Eva, en el Jardín de Edén, para ocultar su desnudez ante Elohim y Jehová.

Esto es simbólico. Lucifer intenta siempre persuadirnos de no seguir el plan eterno de salvación.

La vestimenta de la que se habla aquí representa “el cuerpo de carne y hueso “ que recibimos al entrar en la mortalidad en este mundo.

Lucifer y sus seguidores decidieron no seguir el plan del Padre; o sea, eligieron no tomar un cuerpo, y mediante el uso de su libre albedrío deseaban existir en contra del plan eterno de nuestro Padre Eterno.

Estos creían conocer una forma mejor de experimentar la felicidad delineada en el plan de salvación.

►EL PRIMER SACRIFICIO

“El vestido de piel” es una imagen de un primer sacrificio en la historia, ya que para obtener pieles se requeriría la muerte de un animal. En este sentido, la acción podría simbolizar el inicio de una relación entre el sacrificio y la expiación de los pecados humanos.

En este sentido, la acción podría simbolizar el inicio de una relación entre el sacrificio y la expiación de los pecados humanos.

►ELOHIM, EL GRAN INCIADOR

Así es, nuestro Padre Eterno es el gran iniciador de convenios, Él toma la iniciativa en establecer relaciones especiales con sus hijos a través de pactos solemnes, en virtud de su gran meta: «Porque, he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.» Moisés 1: 39. Así tenemos:

►EL PRIMER CONVENIO:

►LA LEY DE LA OBEDIENCIA.

—ELOHIM:« Una pareja vendrá ahora … »

Adán y Eva representan a cada uno de nosotros como hombres y mujeres respectivamente, lo más importante es la naturaleza figurativa de la presentación en esta parte de la investidura.

«Una pareja vendrá» … En este concepto de pareja, el uso de los términos va más allá de la representación de los géneros.

Eva representa la carne como “la madre de todos los vivientes”, como todas las cosas que están vivos en la mortalidad deben tener carne.

Adán representa nuestro espíritu, o nuestra conexión con el Padre, personificando al ser que antes fue presentado como Miguel, en unión con Elohim y Jehová.

Con un propósito intencionado Eva [la carne] es puesta bajo mandamiento de obedecer a Adán [el espíritu] y Adán obedece al Señor; por consiguiente, los términos no tienen nada que ver con los géneros.

—El convenio es que todos los que vienen a la mortalidad en la tierra, han de poner bajo control a la carne, bajo control del espíritu. Cumplir este pacto nos permite encontrar felicidad, debemos aprender a someter la carne a la voluntad del espíritu.

Y Adán y Eva fueron puesto bajo convenios de obediencia.

El compromiso de la mujer de obedecer a su esposo fue visto como una consecuencia de la entrada a la mortalidad, porque se consideraba que la mujer, asociada al cuerpo físico, era más frágil por naturaleza que el hombre, relacionado con el espíritu.

Este concepto también busca representar la dependencia de la mujer hacia el hombre para su sustento, protección y capacidad de procrear.

Sin embargo, esta perspectiva pertenece al ámbito temporal y mortal, ya que como visto más arriba, en el reino de Dios, hombres y mujeres son iguales en poder, conocimiento y gloria.

Es una imagen, de la forma en que el cuerpo depende del espíritu para mantener nuestra esencia y elevarnos en momentos de necesidad emocional.

La idea planteada en el convenio de obediencia es que: Eva, representando la carne, fue puesta bajo el mandamiento de obedecer a Adán, quien representa el espíritu, y Adán sigue al Señor.

Esto no tiene relación con los géneros, sino con un principio espiritual: todas las personas en la mortalidad deben aprender a controlar la carne y someterla al espíritu.

Al cumplir este pacto, se puede alcanzar la felicidad al armonizar la voluntad del cuerpo con la del espíritu.

De esta manera, la «Ley de obediencia [obedecer la ley de Dios] es presentada figurativamente a todos nosotros.

►EL SEGUNDO CONVENIO.

►LA LEY DEL SACRIFICIO.

►ELOHIM:« Una pareja vendrá ahora … »

►ELOHIM: «Hermanos y hermanas, están a punto de ser puesto bajo convenio de guardar la “Ley de Sacrificio”

La raíz de la palabra proviene de “sacrificium”, la misma palabra latina que se usa para sagrado y sacramento, que significa “consagrar” o dedicar a un propósito sagrado todos tus pensamientos y acciones.

El sacrificio que hacemos es “a semejanza” del sacrificio que hizo Cristo, siendo él un ejemplo de la sacrificio perfecto y supremo.

La Ley del Sacrificio significa hacer exactamente lo que hizo Cristo.

Es lo que se presenta a Nefi como “la condescendencia de Dios”:
(1 Nefi 11: 13 – 18)

En cuanto, a nosotros, efectuamos “una condescendencia” al sacrificar el estado pacifico y perfecto de nuestra existencia premortal con nuestro Padre Eterno.

Nacemos “según la manera de la carne”, tal como lo hizo Cristo.

—La Ley del Sacrificio se da en conexión con la Ley de Obediencia [ambas son dadas al unisonó por Elohim], más arriba en la presentación de la dotación, por que cuando entramos en la mortalidad, estamos obedeciendo las leyes eternas.

En la carne Jesús de Nazaret nos mostró como sacrificar todo lo que somos a la voluntad del Padre. Nos mostró como vivir nuestras vidas de manera que seamos uno con el Padre en todas las cosas.

Sin embargo, Él ofreció un sacrificio mayor, pues renunció a su condición de Dios (habiendo sido semejante a Dios)

En la medida en que Adán hizo lo que se le ordeno, esta “semejanza” es un símbolo de someter nuestras propias vidas a la manera de Cristo, (Jehová), a quien el Padre pre-ordeno para ser nuestro Salvador.

—Cristo esta “lleno de gracia y verdad”. Esto significa que él sabe todo lo que debemos hacer para regresar a la presencia de nuestro Padre Eterno, como seres exaltados para experimentar plenitud de gozo.

Como siempre, hacer todo lo que hacemos en el “nombre del Hijo” es un símbolo de que modelamos nuestras obras según Él, por lo tanto, se nos da a entender que debemos obedecer (la Ley de Obediencia y Sacrificio), las palabras de Cristo, y seguir su ejemplo en todo.

La ley de sacrificio se refiere a la expiación de Jesucristo, sacrificio en el que quiso darnos el ejemplo perfecto, al tomar sobre si la misma carne que nosotros tomamos, y mostrarnos que, si se puede, que podemos estar en la carne (…) y aún así obedecer la voluntad del Padre.

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