Las batallas entre bastidores para levantar la prohibición racial del sacerdocio y el templo del mormonismo.


El historiador Matthew Harris “Santos de segunda clase: los mormones negros y la lucha por la igualdad racial”, detalla cómo el profeta mormón Spencer W. Kimball impulsó la igualdad racial en la iglesia.


El libro detalla cuidadosamente la prohibición de la iglesia de ordenar a hombres negros al sacerdocio y prohibir a hombres y mujeres negros realizar ordenanzas del templo, incluidos los matrimonios interraciales.

M. Harris explora la historia de la prohibición del sacerdocio y del templo, desde sus raíces racistas bajo Brigham Young hasta su eliminación.

Este cambio histórico, el más significativo desde que la fe dejó de practicar la poligamia, puso fin abruptamente a esta prohibición racista, pero no acabó con el racismo dentro de la Iglesia.

Después de todo, todavía quedaban 126 años de justificaciones teológicas para la prohibición, incluidas obras influyentes como “La doctrina mormona”, del apóstol Bruce R. McConkie.

La prohibición, que no se anuló hasta 1978, definió gran parte de la historia del siglo XX de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Debido a que Harris tuvo acceso a cartas, diarios y actas de reuniones del Cuórum de los Doce (algunas de las cuales él fue el primer historiador en ver), muchas historias en el libro nunca se han contado antes.

Uno de los temas principales del libro fue que los “Hermanos Mayores”, como se acostumbra a llamar a los Doce, estaban en total desacuerdo sobre la prohibición racial del sacerdocio y el templo y sobre qué hacer al respecto.

La mayoría de los líderes mormones querían preservar la prohibición mientras que otros luchaban por levantarla, incluso a un gran costo personal. Tal es el caso Hugh B. Brown.

Hacía mucho tiempo que soplaban vientos en favor de la igualdad racial y a los Hermanos les preocupaba cómo afectaría a las propiedades de la iglesia que estaban segregadas y a varios establecimientos de Salt Lake City. El Hotel Utah, por ejemplo, estaba segregado, es decir destinado a solo blancos.

En particular, les preocupaba que el movimiento hacia la igualdad racial comprometiera las enseñanzas de la iglesia sobre el matrimonio interracial. El matrimonio interracial era un gran temor para ellos. Exactamente. Temían la sexualidad negra, …

Por eso, cuando salió a la luz el caso Brown, se ven diferentes reacciones de los líderes. El presidente David O. McKay apoyó la decisión Brown.

Sin embargo, los hermanos no querían que se llamara la atención sobre la doctrina racial de la iglesia, por lo que intentaron evitar ser el centro de atención.

El Pdte. McKay les dijo a sus colegas: “No hablemos de esto públicamente. Y a cualquiera de nuestros políticos en Washington, D.C., incluido Arthur Watkins [un senador de Utah], ordenémosles que no formen parte de ningún comité que se ocupe de cuestiones raciales”.

►El representante de ala dura de los Doce.

La reacción del élder Mark E, Petersen fue muy agresiva. En agosto de 1954, durante una serie de talleres de las autoridades generales de la Universidad Brigham Young, Petersen decidió que abordaría la cuestión racial.

Los maestros del CES [Sistema Educativo de la Iglesia] vinieron de todo el país para asistir a estos seminarios. Estuvieron presentes Hugh Nibley, Sidney Sperry y Paul Dunn, la futura autoridad general, junto con George Boyd, el cuñado de Spencer Kimball y Lowell Bennion, del Instituto de la Universidad de Utah.

Petersen dio un discurso agresivo y el tema principal fue el matrimonio interracial. Les dijo a los profesores que estaba a favor de la segregación, apelando a la Biblia para justificarla.

También citó a Joseph Fielding Smith, que era la autoridad doctrinal de la iglesia y que también estuvo en los talleres con Petersen. Cuando Petersen terminó de hablar, los educadores tenían preguntas, todas extraoficiales.

No se suponía que nada se publicara, ni siquiera la transcripción. Petersen les dijo que todo lo que preguntaran aquí hoy quedaría entre nosotros. Así que le hicieron todas las preguntas que probablemente nunca harían en un entorno público, como: ¿Es cierto que la piel de una persona negra se vuelve blanca cuando abraza el evangelio? Y Joseph Fielding Smith les dijo: “Tenemos ejemplos reales de que esto ha sucedido”.

►El vocero de los liberales.

►Lowell Bennion, que era un liberal en el Sistema Educativo de la Iglesia, le preguntó al Elder Petersen SI SE SENTÍA BIEN AL ENSEÑAR QUE LA PROHIBICIÓN ERA EL RESULTADO DE LAS DECISIONES QUE LAS PERSONAS NEGRAS HABÍAN TOMADO EN LA PREEXISTENCIA.
—¿En qué sentido es buena esa teología?
—¿No se supone que debemos ser castigados por nuestras propias transgresiones y no por las de nuestros antepasados?

Si las personas negras hicieron algo malo en la vida premortal, ¿pueden arrepentirse? Porque lo que usted está diciendo es que no pueden arrepentirse.

—Bennion realmente estaba apuntando al corazón de esta teología y señalando las contradicciones con las que los Hermanos, francamente, nunca habían lidiado.

Esto que debía permanecer en privado, abre los ojos estos muchachos estaban pensando y lo que podían decir en privado.

Los educadores del S.E.I, estaban recibiendo respuestas sin adornos de estos dos apóstoles que eran, francamente, los dos más intransigentes de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.

►El “informe en minoría”

La historia también muestra algo que vemos a lo largo de la historia: siempre hay un "informe de la minoría".

Constantemente parece haber al menos una persona, ya sea Lowell Bennion o Hugh B. Brown de la Primera Presidencia, que está tratando de hacer que las cosas vayan en una dirección más justa. Y luego esa persona sigue siendo aplastada.

►Emerge la dispersión.

“Los Hermanos Mayores” no siempre estaban en la misma página. Como diría el Elder Richard G. Scott: “juegan con la pelota dura”

Tenían diferentes puntos de vista, pensamientos y experiencias de vida. Y algo que resulta realmente chocante para algunos Santos de los Últimos Días es hasta qué punto algunos de los líderes rompieron filas y dieron a conocer sus puntos de vista.

►El Élder Hugh B. Brown se dispara.

Hugh B. Brown es un gran ejemplo. Ciertamente, dio a conocer sus puntos de vista en privado sobre la necesidad de levantar la prohibición. Dijo que era incompatible con las Escrituras; que no había nada en los registros de la Iglesia que vinculara la prohibición con el profeta fundador, Joseph Smith; que era una política, no una doctrina. Y si era una política, eso significaba que podía levantarse a discreción del presidente.

Pero cuando Brown no pudo convencer a sus compañeros de la Hermandad de sus puntos de vista, hizo algo que es completamente inimaginable para los estándares de entonces y de hoy: habló con la prensa.

En al menos tres ocasiones diferentes, reveló discusiones delicadas a la prensa, tratando de presionar a la iglesia para que levantara la prohibición y apoyara los derechos civiles.

Sus colegas lo reprendieron cada vez que lo hizo. Eso demuestra lo fuerte que era su sentimiento, que estaba dispuesto a arriesgar tanto para hablar.

No fue sorprendente que, en enero de 1970, cuando murió el presidente McKay y se reorganizó la Primera Presidencia, Hugh Brown fuera despedido.

Así que Hugh B. Brown pago un precio muy alto. Se obligo a firmar un documento que no quiere firmar, para demostrar el frente unido que los Hermanos Mayores quieren mostrar.

Harold B. Lee llamó a Brown y le dijo: “Usted ha estado hablando con la prensa y diciendo que vamos a levantar la prohibición. No vamos a levantar la prohibición. De hecho, está creando confusión entre la gente, particularmente entre nuestra propia gente. Por eso necesitamos presentar una declaración y usted la va a firmar”.

►Traten de asimilar esto:

Se trata de un apóstol de alto rango que le dice a un miembro de la Primera Presidencia que va a firmar una declaración que es contraria a sus deseos.

Brown se negó a firmarla hasta que añadieran una declaración que indicara que la iglesia apoyaba los derechos civiles.

Pero ni siquiera esa concesión lo hizo feliz. Así que Brown dio otra entrevista un par de semanas después de que se redactara la declaración y le dijo a un periodista que los líderes de la iglesia iban a levantar la prohibición. No tenía nada en qué basar su postura porque sus colegas no la apoyaban, o al menos la mayoría de ellos no lo apoyaban.

Spencer Kimball sí, pero la mayoría no lo hacía porque temían a Harold Lee, que fue el apóstol más influyente en las décadas de 1950 y 1960.

Ya, el Pdte. David O, McKay estaba dispuesto a levantar la prohibición, pero fue Harold B. Lee, (pdte. del Q12) que encontrándose en el exterior se opuso, sosteniendo, que esto tenía que ocurrir por revelación.

Brown hizo todo lo que pudo para ejercer presión para que se levantara la prohibición, pero algunos de los apóstoles de mayor antigüedad interpretaron las Escrituras de una manera rígida que no era compatible con la inclusión racial.

Brown pensaba que la prohibición era solo una política y que podía levantarse a discreción del presidente, mientras que los de línea dura, argumentaban que se necesitaba una revelación.

Doctrina y Convenios habla del proceso para producir una revelación institucional. Tiene que haber un consenso entre los 15 líderes principales: la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce.

Ese consenso no se produce hasta después de la muerte de Brown, cuando Spencer W. Kimball decidió que debía darse, y que Kimball tuvo que convencer a los demás Hermanos Mayores antes de anunciar la revelación en 1978.

►La oración de Spencer Kimball,

Cuando Spencer Kimball estaba orando en el templo en 1977 y 1978, no le estaba preguntando a Dios: “¿Necesito levantar la prohibición?” Más bien, le pidió: “Dios, ayúdame a lograr que mis colegas vean la sabiduría de esto”.

Esa es una diferencia fundamental que la iglesia no ha contado muy bien.

La historia se ha contado de la manera más simplista: que el profeta se presentó en el templo el 1 de junio, nadie lo vio venir, y Dios le dijo que levantara la prohibición.

Así como la historia del levantamiento de la prohibición, hay otros hechos que se han narrado de forma simplista y romantizada en la historia de la Iglesia.

El Pdte. Spencer W. Kimball se esforzó mucho para convencer a los apóstoles de que levantar la prohibición era lo mejor para la iglesia, especialmente cuando los líderes trataban de difundir el evangelio a nivel mundial. 








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